Dicen que los hijos son prestados, y que tarde o temprano tienen que volar y dejar a los padres, porque es el camino natural, porque tienen que vivir su propia vida, porque ellos tienen que aprender. Pero no siempre las cosas marchan como uno espera, a veces hay caídas que uno enfrenta sólo y no se encuentra con quien compartir el dolor profundo que acecha el alma. Los errores que uno comete en la vida normalmente terminan por pagarse, las decisiones siempre tienen consecuencias y afrontarlas muchas veces parece una losa tan pesada que el camino más fácil puede ser el más costoso.
Pero no siempre tiene que ser así, cuando tienes a tus mejores amigos, aquellos que siempre estarán ahí para tí, aquellos que darían su vida por tí, aquellos que siempre te amarán pase lo que pase, cuando aceptas tu presente y lo compartes con ellos, con tus padres y tu Dios, no hay nada en el mundo que impida ver una luz, esa luz que te salvará de donde quiera que hayas caído y te traerá de donde quiera que te hayas perdido.
Son tus padres quienes siempre te aceptarán, porque en sus corazones siempre estará el murmullo silente que grita… vuelve a casa, todo estará bien.
vía: El Regreso del Hijo Pródigo.
De verdad me alegra mucho leer y disfrutar de su blog ¡felicidades!
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