Adiós a 72 años de silencio, a 72 años de prejuicios, de engaños y de represión. Esta es una ceremonia que debía haberse celebrado hace mucho, mucho tiempo. Frente a la reverenda Linda Hunsaker, dos viejecitas sentadas en sillas de ruedas se dan la mano al tiempo que alzan la cabeza, atentas a las palabras de la religiosa como lo harían dos niñas en el colegio. Sigue leyendo