La nueva entrega de Britains Got Talent nos trajo la audición de Robbie Kennedy, un chico que trabaja en la construcción y es un gran apasionado por la música. Con el dinero que le sobraba de su trabajo, logró comprar una guitarra acústica y comenzó a tocarla. En casa de sus padres, donde vive, cantaba sus canciones favoritas dejando la puerta de su recámara abierta, para que sus papás lo escucharan y fueran los jueces de su interpretación, pues ellos le decían qué canción sonaba bien o cual podría ser mejorada o cual definitivamente no le quedaba. Así pues Robbie decidió aplicar para la edición 2013 de Britains Got Talent y la cosa no pudo haber empezado peor.
Su interpretación de 30 Seconds to Mars fue interrumpida por Simon, quien le pidió que cantara otra canción de su repertorio. Robbie fue presa del nervio y entre murmullos y tartamudeo ofreció cantar «Iris» de Goo-goo-dolls.
Lo que sucedió a continuación fue mágico:

Una muestra de que cuando tienes el talento, a pesar de tus fallas, puedes sobresalir, solo es cuestión de atreverse y trabajar mucho para componer aquello que puede ser perfeccionado.
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