Esto que les voy a contar me pasa mucho en el cine, cuando uno ve una buena película a la que uno le reclama que extienda su duración, que no termine, porque la historia que cuenta atrapa, conmueve y hasta te llega a inspirar.
En esta era de la polarización “curiosa” de un mundo globalizado donde el elogio hacia una causa se interpreta como insulto a la otra, el fútbol del Barcelona ha despertado esa sensación de presenciar una época histórica, una película que uno no quiere que termine, y en una época además, que permite vivir ese juego histórico del Barcelona a plenitud. Lo del Santos en los 60s, lo del Ajax en los 70s era limitado apenas para unos pocos que podían verlo en el campo. Lo de Brasil del 82 duró muy poco, lo del Milan de Sacchi ya empezaba a meterse más a menudo en nuestros hogares, pero lo de este Barcelona ha sido para todo el mundo, todos los días casi, y como una buena película, también llega a un final. Aunque no va a ser un final para el Barcelona después de lo sucedido ante el Bayern de Munich. No será el final de su película, aunque el capítulo actual sea de terror y obliga a que se asome ese histórico pesimismo, pues ya la liga la tiene atada. ¿Podrá prolongar su ciclo si define cambiar actores en roles debilitados por el paso del tiempo? Y en examen también quedará la capacidad que tengan en el mercado para comprar, una capacidad que hasta ahora ha quedado poco convincente.
Darle vuelta a un 0-4 para un equipo como el Barcelona es posible, pero para ellos el malo de su película, o al menos de éste capítulo, es demasiado bueno. Cambiar la historia de esta Champions es tarea de superhéroes y éstos por ahora juegan en el Bayern de Munich, al menos esta temporada.
Y al Real Madrid le quedará evitar una final alemana con una gesta épica, como las que tantas páginas cuenta el libro de su historia. Este es un partido para jugadores, muchos de ellos que tiene el Real Madrid en su plantel. Si una décima es destino de esta temporada, requiere el impulso anímico que el propio Ramos reconoció les faltó en Dortmund.
No sé cómo se mide el ánimo, pero sé que Ozil por ejemplo, juega mejor por adentro que por afuera y que Modric no es ni la mitad de Ozil. Con las piezas en su lugar, la eliminatoria parece remontable, no imposible, como imposible creer que en los últimos 25 años el prestigioso periódico L’Equipe en Paris, solo haya entregado 3 calificaciones perfectas: una para los 5 goles de Oleg Salenko ante Camerún en el mundial del 94; otra para Messi en su partido ése de play station frente al Arsenal en el 2010 y el más reciente 10/10 para Robert Lewandoski y sus 4 históricos goles ante el Real Madrid. De esas actuaciones célebres que se ven cada tanto, cada tanto como un 10/10 en el L’Equipe, como una película buena que no queremos que termine.
Hasta la próxima página.
Fernando Palomo